LAS BACTERIAS Y LA PIEL
“En cosmética no se pueden usar bacterias vivas, que son los probióticos”, explica Paola Gugliotta, “en primer lugar porque los conservantes se introducen en las fórmulas precisamente para matar cualquier bacteria en menos de 5 minutos, sean buenas o malas. Y en segundo lugar, porque los análisis que evalúan la limpieza de la formulación no permiten la existencia de bacterias vivas”.
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EQUILIBRIO DELICADO
Nuestra piel alberga millones de bacterias (buenas y malas) que forman una capa llamada microbiota de la piel. Es la primera línea de protección y defensa contra las enfermedades, el enrojecimiento, la inflamación y la infección. Es la capa que mantiene la piel perfectamente sana gracias a un delicado equilibrio entre bacterias buenas y malas. Cuando se altera este equilibrio, comienzan los problemas.
APRENDE A DISTINGUIRLOS
Un PRObiótico: es un conjunto de microorganismos vivos que una vez adicionados (al cuerpo u organismo receptor) permanecen activos (normalmente en el intestino) en cantidad suficiente como para alterar la microbiota intestinal y equilibrarla.
Un PREbiótico: es la comida de las bacterias buenas, alimentos para la microbiota de la piel o del intestino, capaces de equilibrarla. Por ejemplo, cuando el Propioni-bacterium –una bacteria mala- se desequilibra, aparece el acné. Existen activos capaces de estabilizar y reducir esta bacteria, equilibrando la microbiota y reduciendo el acné.
PURO MARKETING
Lamentablemente, no todo se puede extrapolar a la piel y que funcione, sería una simplificación muy ingenua. Es el caso de la cosmética, no es posible el uso de bacterias vivas –probióticos- porque los análisis de seguridad que evalúan la ‘limpieza’ de la fórmula requieren que ésta no tenga casi ninguna bacteria viva. Además, los conservantes se introducen en las fórmulas precisamente para matar cualquier bacteria sean buenas o malas.
![probio](https://sepai.eu/wp-content/uploads/2019/09/probio.jpg)
FERMENTADO NO SIGNIFICA VIVO
Cuando en el listado de ingredientes de un cosmético encontramos el término ‘ferment’ o nombres de bacterias, en realidad no está la bacteria, sino el activo resultante de su fermentación, que tendrá un efecto favorable sobre la microbiota cutánea. Por ejemplo el limpiador Wash de Sepai incluye en su fórmula Lactococcus y Bacillus Ferment Lysate para una exfoliación suave y una regeneración del estrato superficial. Son bacterias, pero no están vivas.
Cada vez se utilizan más activos fermentados en cosmética porque al haber pasado un proceso de fermentación, sus componentes se simplifican –se segmentan en trocitos- y son más aprovechables por el organismo: sin más estables y ofrecen mejores propiedades para la piel, en menores dosis.
Cómo cuidar la microbiota de la piel
Para no para no dañar las bacterias buenas que forman la microbiota de la piel, la formulación debe ser “amable”, es decir, que los conservantes de la crema sean suaves y seguros, que el pH de la fórmula sea compatible con el de la piel. Si los conservantes son normales, o si los pH están fuera de rango, matará las bacterias, tanto buenas como malas de la piel.
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